En 2002 el país vivió las primeras elecciones municipales separadas de las elecciones presidenciales y legislativas. Ese paso generó dudas, incredulidad y en algún grado, hasta cierto nivel de chota en la población. Después de todo, estábamos frente a una ruptura de lo tradicional.
Más allá de ello, los gestores de la transformación buscaban que las elecciones municipales ganaran un espacio en el ideario de los ciudadanos y dejaran de percibirse como un simple anexo de los otros dos procesos electorales constitucionalmente establecidos en el país.
Más tarde, incluso se modificó el calendario electoral para que los procesos municipales fueran a mitad del período constitucional.
Todo ese esfuerzo, sin embargo, chocó con una pared hasta ahora infranqueable: el abstencionismo. Y ha sido así porque pese a que los gobiernos locales constituyen la primera línea en esa relación comunidad – gobierno, mucha gente no termina por percibirlo así.
De hecho, es frecuente que, incluso dirigentes comunales acudan a la Asamblea Legislativa para buscar respuestas ante problemas puntuales que, en realidad, son de resorte de las municipalidades. No hay una plena conciencia del alcance de estas.
El domingo 4 de febrero entrante, el país volverá a vivir una jornada electoral a nivel local. Uno de los retos fundamentales será incrementar la participación de los votantes. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) lo está intentando, con una amplia campaña publicitaria.
Pero, los medios de comunicación también tenemos una tarea importante en ese plano. Por ello, en www.despertar.cr hemos considerado fundamental presentarle al electorado las posiciones de los candidatos a las alcaldías sobre algunos temas de impacto en varios cantones del país.
Materialmente, es imposible abarcar a todos los candidatos de todos los partidos políticos en los 84 cantones, a los que también habría que agregar las intendencias. Por ello, debimos hacer una selección.
Entendemos perfectamente que quienes queden fuera tendrán una opinión desfavorable respecto del ejercicio. Pero, más que entrar en una confrontación por ello, debemos asumirlo de manera positiva como una contribución que debe ser complementada por todos los otros actores de la vida nacional.
Después de todo, no solo se trata de una elección de alcaldes. También se deberán integrar los concejos municipales y definir las sindicaturas. No en vano, en el propio TSE se ha definido este proceso como el más complejo que ha vivido el país hasta ahora.
Pero, igual, no debemos olvidar que cuanto más sea el nivel de información del que dispongan los votantes, primero, para decidirse de una vez por todas a acudir a las urnas el próximo domingo 4 de febrero de 2024 y, segundo, para escoger por quien votar, todo será mucho más sencillo. No porque sean decisiones fáciles, sino porque serán decisiones pensadas.
Por esto mismo, el ejercicio es también un llamado a los electores para que se informen sobre los candidatos a los diferentes puestos de elección, y las propuestas, si las tuvieran, para encarar los retos que supone gobernar, muchas veces con una larga lista de necesidades y unas escasas líneas cuando del presupuesto para obras se trata.
El país atraviesa por un momento muy delicado, en el que la confrontación por la confrontación es hoy normal para muchos actores políticos. Después de todo, es un recurso para evadir la responsabilidad de plantear soluciones frente a los problemas nacionales y locales.
En 20 años de procesos electorales a nivel municipal, por ejemplo, si bien hay algunos cantones que han vivido una etapa de marcado crecimiento, la realidad es que, en la mayoría de los casos, la lista de pendientes de aquella época sigue siendo básicamente la misma hoy.
Esperamos que este ejercicio cumpla su cometido de ser un valioso aporte en medio de un proceso electoral que, más allá de desarrollarse a nivel local por todo el país, quizá pueda ser una luz de esperanza para lo que se vendrá más adelante.
