La urgente búsqueda de espacios para la inversión social

Hay que tener presente las cifras macroeconómicas. Después de todo, los mercados responden a criterios de confianza que siempre serán importantes. Eso mueve la economía. Pero, más allá de la economía, están las personas.
La saturación de las unidades de Emergencias de los centros de salud afecta la atención de los pacientes.
photo_camera La saturación de las unidades de Emergencias de los centros de salud afecta la atención de los pacientes.

Los números que han entregado tanto el Banco Central como el Ministerio de Hacienda en relación con la situación macroeconómica del país son alentadores. No se podría decir otra cosa.

Sin embargo, esos números no corresponden a un todo; no nos dan una radiografía completa de la realidad del país. Y aquí es donde está lo preocupante.

Bajar la deuda pública a niveles manejables supone que esta se ubique por debajo del umbral del 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Es un objetivo muy loable. Pero, no todo se resume a ese único punto.

Se requiere claramente, de un nivel de inversión en el plano social al que no se puede ni se debe renunciar. Los objetivos, por ende, deben compaginarse, porque ninguno es por sí solo más importante que los otros.

Si detenemos nuestra mirada en la educación, por ejemplo, y no para hablar de algo fundamental como la calidad de la enseñanza a la que hoy acceden nuestros niños y jóvenes, sino de cosas quizá menos profundas, es desalentador saber que hay centros educativos clausurados debido a órdenes sanitarias que no fueron atendidas por años.

Y, más gravoso aún es el tema cuando vemos la cantidad de centros educativos que presentan problemas a nivel de infraestructura que los hacen inseguros para los estudiantes, pero a los que estos siguen acudiendo todos los días a falta de una alternativa mejor.

Para más, cuando se miran las cifras macroeconómicas tan positivas que presentan las autoridades del Central y de Hacienda, entonces se viene la pregunta: ¿Por qué durante varias semanas en los servicios sanitarios de una institución otrora gloriosa como el Colegio Superior de Señoritas, no había papel higiénico?

Es un dato real. No es una exageración, ni una broma de mal gusto. No había dinero para suministros tan elementales y de primera necesidad como estos. Y no estamos hablando de un centro educativo perdido en la montaña, que igual derecho tendría a recibir los suministros, pero respecto de los cuáles se suelen alegar problemas de logística que atrasan todo.

Hay que tener presente las cifras macroeconómicas. Después de todo, los mercados responden a criterios de confianza que siempre serán importantes. Eso mueve la economía. Pero, más allá de la economía, están las personas.

Por eso es fundamental ese balance del que hablamos. Todo tiene que ir en paralelo. Ciertamente, no podemos esperar que se invierta tanto como el país necesita en el plano social. Pero tampoco podemos dejar de lado lo elemental. Porque los muy buenos números no se sostendrán si la gente no recibe del Estado aquello que le corresponde.

Aquí también, cuando vemos las crisis en diferentes unidades de urgencias de los centros hospitalarios, lo que se suma a la ya conocida crisis de las listas de espera, nos llama la atención como no somos capaces, como país, de generar las acciones correctivas.

El país se nos está quedando atrás. Estamos perdiendo mucho de todo aquello que nos diferenció de otros países de la región por tanto tiempo. Y esa realidad exige que revisemos nuestro andar para no terminar en el despeñadero.